Un hotel de lujo en Punta Nizuc arrasará ecosistema entre áreas naturales protegidas, advierten
Ambientalistas insisten que la construcción del Hotel Riviera Cancún en Punta Nizuc, de la empresa Riusa II, SA de CV, es dañino para el ecosistema de mangle y en general, para el medio ambiente, ya que pone en riesgo dos áreas naturales protegidas que se encuentran alrededor, sin embargo, los trabajos de desmonte ya iniciaron.
En entrevista para SinEmbargo, activistas en materia ambiental alertaron que el complejo turístico que se ubicará en el lote 72-03, manzana 55, del Boulevard Kukulcán de Quintana Roo, en el área conocida como Punta Nizuc, se encuentra entre dos Áreas Naturales Protegidas (ANP): el Área de Protección de Flora y Fauna Manglares de Nichupté y el Parque Marino Nacional Costa Occidental de Isla Mujeres, Punta Cancún y Punta Nizuc.
Organizaciones de la sociedad civil (OSC) han denunciado en reiteradas ocasiones que en la manifestación de impacto ambiental aprobada por la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) no se justifica de qué manera se va a impedir el detrimento en el sitio.
El hotel, reiteran, impacta la zona de duna e incluye la construcción de una planta desalinizadora para el consumo de agua, cuyos residuos de salmuera contaminarían el manto acuífero.
Para dar paso al hotel de lujo con 530 habitaciones, se requiere la remoción de 15 mil 600 metros cuadrados de vegetación –incluyendo mangle– y los trabajos ya comenzaron, informó el activista quintanarroense Roberto Villalobos, quien acompañado de otros defensores del medio ambiente acudió recientemente al predio para documentar.
“Constatamos que ya lo están desmontando, que ya hay cuadrillas de trabajadores y maquinarias excavadoras y el desmonte y la edificación de más construcciones en esa área nos afecta a los cancunenses y a todos los mexicanos porque va a haber daño al arrecife, daño a las especies, contaminación del agua y desequilibrio ambiental en la zona”, dijo.
Miguel Rivas, coordinador de la campaña de Océanos de Greenpeace en México, indicó que los servicios ecosistémicos que brinda un manglar están calculados hasta en 35 mil dólares por hectárea al año.
Además, el activista acusó que el caso de punta Nizuc es un claro ejemplo de que en México, las ANP son sólo parte del discurso, ya que no se les brinda el resguardo que se les debería dar.
El informe “Del cambio climático al desastre turístico”, presentado por la organización ambientalista en 2008, advirtió desde ese entonces que “lo que sucede en Cancún es ejemplo de la falta de planeación y mal diseño de políticas públicas en cuanto a la interpretación de la zona de influencia marina, lo que ha provocado la construcción de hoteles en ecosistemas costeros como las dunas”.
Mientras tanto, la abogada Sandra Moguel, directora Regional de la oficina Sureste en el Centro Mexicano de Derecho Ambiental (Cemda), resaltó que “Cancún es una zona de riesgo frente a fenómenos como huracanes, entonces hacia una eventual catástrofe natural hay más riesgo para las vidas humanas y las inversiones. Es una fórmula en la que todos corremos riesgo y todos perdemos”.
Además, recordó que el “Estudio de la Vulnerabilidad y Programa de Adaptación ante la Viabilidad Climática y el Cambio Climático”, elaborado por el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnologia (Conacyt), reveló que, Punta Nizuc registra una de las tasas de erosión más elevadas de las playas de Cancún.
La especialista en derecho ambiental, indicó que en 2015, la organización a la que pertenece interpuso un amparo contra la aplicación del Programa de Desarrollo Urbano (PDU) de 2014 por las violaciones a la Ley General del Equilibrio Ecológico y la Protección al Ambiente, la Ley de Asentamientos Humanos del Estado de Quintana Roo, la Ley del Equilibrio Ecológico y la Protección al Ambiente, así como por no incluir las especificaciones de la Ley General de Cambio Climático.
“Se presentó una impugnación contra la aprobación del PDU de 2014, contra la autorización de impacto ambiental del hotel y la excepción al cambio de uso de suelo en suelos forestales […] Hace un mes, el Juzgado de Distrito sobreselló la demanda de amparo, es decir, no estudió el fondo porque dijo que nosotros no tenemos un interés legítimo en el caso”, informó.
No obstante, presentaron un recurso de revisión que hasta el momento se encuentra en proceso. En el tema del desmonte de vegetación, aclaró, el Cemda no está inmiscuido.
Y agregó: “nosotros vamos a impugnar hasta las últimas consecuencias porque las autorizaciones de impacto ambiental para este hotel y la expedición del PDU de 2014 son ilegales […]. No tienen medidas de adaptación ni de mitigación al cambio climático.
–¿Se puede detener la construcción del Hotel Riu? –se le pregunta.
–Por supuesto que es factible, tenemos el ejemplo de Tajamar. Nosotros vamos a llegar hasta las últimas consecuencias, advirtió.
En tanto, Araceli Domínguez Rodríguez, presidenta de la asociación civil Grupo Ecologista del Mayab (Gema), criticó que la empresa Riusa “se ha manifestado en Quintana Roo y en todo el Caribe como una empresa depredadora y abusiva que ha incumplido con muchísimas leyes”.
Y señaló que Rafael Pacchiano Alamán, titular de la Semarnat “no está cumpliendo con la función de salvaguardar la biodiversidad. Este proyecto lejos de traer beneficios a Quintana Roo, lo que trae es daño”.