No es personal, es el 2018
En lo que llevo de vida me he concentrado en una sola cosa: trabajar para que mi hija vea en su padre alguien que siempre intentó hacer lo correcto.
Por ella es que escribo este artículo, porque en los últimos días han asociado mi nombre a profesiones que no ejerzo, a historias que no son mías y a delitos que no he cometido: Dijeron que soy asesor en información electrónica, mercadólogo, publicista y comisionado de internet de Movimiento Ciudadano.
Que soy dueño de empresas que tienen contratos millonarios con medio mundo. Que filtré un padrón al que nunca tuve acceso. Que fui detenido transportando boletas apócrifas, cuando nunca he sido detenido por nada.
Que fui de la FEG, pero lo más cerca que estuve de eso fue cuando me mandaron al hospital por una golpiza en mi adolescencia. Han fabricado mentiras a partir de más mentiras. Cualquier persona con un mínimo de curiosidad y habilidad para usar internet puede encontrar qué he hecho y en qué proyecto participo. Basta con hacer las preguntas correctas.
Por ejemplo, si Dante Delgado, coordinador nacional de Movimiento Ciudadano, ha señalado y denunciado penalmente que el padrón fue hackeado y que ninguna empresa externa tuvo acceso al padrón, ¿por qué siguen usando la palabra "filtración"?, ¿por qué empresas de comunicación que no tuvieron contacto con el padrón están en el centro de la discusión nacional?, ¿por qué esto se ha convertido en ataques directos contra mi persona, amigos y colaboradores? Mi nombre ha sido utilizado con dolo. Han asegurado que estuve en la cárcel, sin revisar antecedentes o documentos oficiales. ¿Con qué responsabilidad se maneja la información que publican? El 2018 ya empezó y no es una casualidad que haya sido en Guadalajara.
Enrique Alfaro lo dijo hace un año y hoy tiene más sentido: aquí, en la capital de Jalisco, se define también parte del futuro de México. En 2015, el proyecto de Alfaro derrotó al PRI y al PAN en la segunda ciudad más importante del país.
Un liderazgo local, al que se consideraba derrotado hace apenas tres años, le ganó al bipartidismo. Este mismo proyecto llevó a San Lázaro a diputadas y diputados que todos los días denuncian los abusos de los partidos de siempre y marcan la diferencia.
Para mí es un orgullo ser parte de un equipo que está demostrando que se puede dignificar la política. Lo que se quiere mostrar como algo perverso y obscuro, para mí es una virtud y motivo de orgullo: trabajamos con Enrique Alfaro, con Movimiento Ciudadano y sus gobiernos, porque nosotros decidimos con quién trabajar.
Hacemos comunicación política para ayudar a construir una sociedad que cuestione, avance y busque la felicidad. Compartimos este telos con el proyecto de Enrique y por eso trabajamos con él.
Sí, vivimos bien de nuestro trabajo, que por cierto, hacemos con total entrega y profesionalismo. No lo hacemos con el objetivo de hacernos millonarios. Para eso podríamos aceptar las ofertas de aquellos a los que les sobra dinero y les falta vergüenza. Siempre los hemos rechazado. Hablo en plural porque somos cientos.
No soy dueño de ninguna empresa; lo que sí he hecho es articular un colectivo de empresas que considero un orgullo tapatío. Empresas formadas en su mayoría por jóvenes que tienen en común que trabajan duro, con profesionalismo, con ética, que aman a su país y por eso no trabajan para el PRl.
Soy consultor en jefe de eu~zên. Soy parte de un equipo que demuestra todos los días que hacer comunicación política significa asumir una enorme responsabilidad; que ha sabido darle la vuelta a las dificultades de comunicación; que ha sabido entrar en contacto con la ciudadanía para comenzar a despertar la conciencia colectiva, sin depender ni sucumbir frente a los fuertes controles de comunicación del país y de Jalisco.
Quizá por eso, por primera vez, vemos que unas empresas de comunicación se convierten en un objetivo político, porque son parte importante del crecimiento de un proyecto que está desafiando la lógica tradicional de la política.
Entiendo que todo esto ha provocado la reacción del status quo. Ayudar a derrotar al PRI, denunciar los excesos de la clase política y ser parte de un proyecto que despierta simpatías, es un riesgo para los poderosos.
Así que seguramente seguirán escribiendo de mí y atacando al proyecto. Pero las personas impactadas por esta guerra sucia son las que me conocen, y quien me conoce sabe quién soy.
Doctor en Política y estratega de comunicación política.