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Los muros de museo de Bellas Artes se pintan de Revolución

17 Febrero 2017

Los muros de museo de Bellas Artes se pintan de Revolución

Autor: 
Mónica Mateos-Vega

Los muros del Museo del Palacio de Bellas Artes se pintan de Revolución, de esos trazos certeros y contestatarios creados por grandes artistas nacionales, que plasman desde las injusticias sociales hasta el choque dramático de la cultura nacional con la del vecino país del norte, así como los horrores de la guerra.

¿Males y problemas del siglo XX? Toca juzgar a los visitantes y para eso son los muros, para exhibir un arte que sea capaz de provocar reflexiones. Nada más. Con esa propuesta del curador Renato González Mello se inició el recorrido de prensa por la magna muestra Pinta la Revolución: arte moderno mexicano, 1910-1950, que hoy abre sus puertas al público luego de una exitosa temporada en el Museo de Arte de Filadelfia.

Catalogada como la mejor exposición de 2016 en Estados Unidos por el diario The New York Times, y la muestra de arte mexicano más sustancial que se haya presentado en ese país, de acuerdo con el rotativo británico The Guardian, Pinta la Revolución... está por fin en el país natal de los artistas que le dan vida.

La exibición se complementa con los murales que aloja el Palacio de Bellas Artes, así como con 23 películas mexicanas del acervo de la Cineteca Nacional, y unos 40 audios, algunos inéditos, que proporcionó la Fonoteca Nacional, todos con temas de la época, explicó Lidia Camacho, directora del Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA).

“Una de las joyas sonoras que se rescataron es Los caballos de vapor, del maestro Silvestre Revueltas, en su versión completa. También la Biblioteca de México proporcionó materiales para poder acercarnos de manera digital a los libros que tienen que ver con los años comprendidos entre 1910 y 1950. Es una exposición francamente hermosa e interactiva, pensada también mucho para los niños y los jóvenes”, dijo la funcionaria.

La muestra reúne 200 piezas creadas durante los periodos revolucionario y posrevolucionario. Además de obras maestras de Diego Rivera, Rufino Tamayo, José Clemente Orozco, David Alfaro Siqueiros, María Izquierdo, Roberto Montenegro, Carlos Mérida, Manuel Rodríguez Lozano y Miguel Covarrubias, conocidas muchas veces sólo a través de fotografías, o que nunca se habían exhibido en México, se presentan ejemplares de periódicos, fotografías y libros donde se puede apreciar con detalle desde las aportaciones de la gráfica política hasta el lenguaje vanguardista de la fotografía; incluso algunos ejemplos poco conocidos del surrealismo, se explica en un comunicado del museo.

La exposición consta de cinco núcleos tematicos. Abre Modernismo y mexicanidad, con varios espléndidos cuadros de gran formato de Saturnino Herrán y cuatro acuarelas de Gerardo Murillo, Dr Atl, estas últimas provenientes del acervo del Museo de Arte de Filadelfia, que no se conocían en México.

Además, una obra temprana de Siqueiros, que retrata a un par de campesinos, se muestra un autorretrato del muralista, de 1921, en el cual se refleja la recomendación que por esos años daba a sus colegas: que se basarán en los grandes maestros del pasado para recuperar los valores intemporales de claridad, orden y artesanía para el arte moderno.

Además de una revisión del quehacer artístico en la Ciudad de México, durante la década de 1910, en plena época revolucionaria, se muestran estilos vanguardistas como el impresionismo, el simbolismo y el cubismo.

Subsanan omisiones

Una parte medular de Pinta la Revolución: arte moderno mexicano, 1910-1950 es la influencia que la estancia en Estados Unidos de algunos autores mexicanos tuvo en sus obras.

El recorrido cierra con la sección dedicada a la renovación del arte de orientación política y social, desde mediados de los años 30 del siglo pasado y hasta el término de la Segunda Guerra Mundial, entre ellas el imponente cuadro El diablo en la iglesia, de Siqueiros.

El concepto curatorial estuvo a cargo de Matthew Affron, González Mello, Mark A. Castro y Dafne Cruz Porchini.

Se seleccionaron además tres murales para presentarlos digitalizados en pantallas gigantes: El corrido de la Revolución Agraria y El corrido de la Revolución Proletaria, de Rivera, hechos para los muros de la Secretaría de Educación Pública; El retrato de la burguesía, de Siqueiros, para el Sindicato Mexicano de Electricistas; y The Epic of American Civilitation, de Orozco, el cual se ubica en el Colegio Darmouth, ubicado en Hanover, Nuevo Hampshire.

La magna exposición “es un nuevo intento por mostrar una parte de la historia del arte mexicano, incorporando al relato y al acopio de obras los capítulos que a veces se habían omitido o no resaltado lo suficiente, o quizás minimizado: la obra de los artistas cercanos a la revista Contemporáneos, las producciones plásticas en diálogo con el estridentismo o las representaciones más críticas y pesimistas de los artistas ligados al nacionalismo”, concluyó González Mello.

La muestra en el recinto de avenida Juárez, esquina Eje Central Lázaro Cárdenas, Centro Histórico, estará abierta de martes a domingo de las 10 a las 18 horas. Concluirá el 7 de mayo.