El asesinato de un ambientalista en México genera alarma en América Latina
Isidro Baldenegro López, un activista indígena dedicado a la lucha por la preservación de los bosques de pino y roble de la Sierra Madre de México, fue asesinado el pasado fin de semana, dijeron el miércoles las autoridades mexicanas.
Baldenegro fue un líder de los Tarahumara, una etnia indígena cuyos miembros viven en los territorios de la Sierra Madre occidental, y por su labor en el año 2005 le fue concedido el Goldman Environmental Prize, un prestigioso galardón que reconoce el trabajo de los defensores de la naturaleza y el medioambiente. Baldenegro luchó por defender la conservación de los antiguos bosques de la zona contra poderosos intereses comerciales aliados con narcotraficantes y madereros.
Su asesinato es el segundo de un ganador del premio Goldman en menos de un año. El pasado mes de marzo hombres armados atacaron y asesinaron a Berta Cáceres, quien movilizó al pueblo lenca de Honduras contra los planes de construcción de una presa. Siete personas han sido detenidas en su caso pero su familia ha declarado que el gobierno hondureño todavía debe investigar quién ordenó el crimen.
Esta segunda muerte resalta los peligros que enfrentan los defensores ambientales en América Latina, donde la minería, el sector energético, los negocios agrícolas y los intereses forestales han generado violentos conflictos con las comunidades locales. Debido a las amenazas, Baldenegro tuvo que abandonar su comunidad en la parte sur del estado de Chihuahua, dijo Isela González, la directora de Alianza Sierra Madre, una organización que trabaja junto a los Tarahumara para defender sus derechos territoriales.
Baldenegro regresó a Chihuahua para visitar a un tío en el pueblo Coloradas de la Virgen. El domingo por la tarde un hombre de 25 años llamado Romero Rubio Martínez, quien se encontraba en la casa del tío de Baldenegro, sacó un arma, disparó seis veces y huyó, según afirman los funcionarios de la fiscalía de Chihuahua que aún no han establecido el motivo del asesinato. Baldenegro, de 51 años, ganó el premio Goldman un año después de haber sido liberado de prisión, donde pasó 15 meses detenido bajo cargos falsos de drogas y armas que finalmente fueron retirados.
Su lucha por proteger las tierras ancestrales de su comunidad se remonta a varias décadas. Su padre, Julio Baldenegro, fue asesinado en 1986 por su oposición a la tala. En 1993, Baldenegro formó una organización de resistencia organizando actos y marchas para obligar al gobierno a que suspendiera las licencias de explotación forestal, según voceros del premio Goldman. Pese a las primeras victorias el gobierno mexicano continuó otorgando concesiones, dijo González, quien asegura que los casos legales presentados por los Tarahumara para afirmar sus derechos sobre las tierras ancestrales han pasado décadas en los tribunales.
La violencia se ha intensificado en la región desde que el gobierno le declaró la guerra a los carteles de la droga a fines de 2006. “Los caciques locales formaron alianzas con los traficantes de drogas, que les proporcionaron sicarios”, dijo González, la directora de Alianza Sierra Madre. Muchos de los Tarahumara, incluidos Baldenegro y su familia, tuvieron que abandonar sus comunidades tras las amenazas de hombres armados que llegaron a limpiar el bosque para plantar marihuana en las montañas.
Durante los últimos seis años había trabajado con “muy bajo perfil”. González afirma que en el último año otros cuatro activistas del mismo municipio, llamado Guadalupe y Calvo, han sido asesinados. Susan R. Gelman, presidenta de la Goldman Environmental Foundation, le hizo un llamado a las autoridades mexicanas para que encuentren y juzguen a los asesinos de Baldenegro.
“Desgraciadamente, muchos gobiernos no están creando espacios seguros donde la gente pueda expresar su disidencia y organizar movimientos que estén libres de persecución y ataques violentos”, dijo en un comunicado.
Casi tres cuartas partes de las muertes de activistas ambientales en todo el mundo sucedieron en Centroamérica y América del Sur, según un informe de la organización Global Witness, que analizó 116 asesinatos en 2014. Amnistía Internacional, organización que incluyó a Baldenegro en la categoría de presos de conciencia cuando fue encarcelado, le pidió a México y a los gobiernos latinoamericanos que protejan a los activistas ambientales.
“El asesinato de Isidro Baldenegro López es una trágica ilustración de los peligros que enfrentan quienes dedican su vida a defender los derechos humanos en América Latina, una de las regiones más peligrosas para los activistas”, declaró Erika Guevara-Rosas, directora de Amnistía Internacional para el continente americano.