Riesgo de salud mental en migrantes mexicanos
El fenómeno migratorio en México no es algo nuevo. Desde hace ya varias décadas mucho mexicanos deciden salir del país para buscar suerte en otras latitudes y así conseguir una mejor calidad de vida. En general, Estados Unidos ha sido el destino más recurrente para los connacionales; ya sea legal o ilegalmente, lo que es más común.
Los mexicanos que migran a Estados Unidos tienen un riesgo significativo de sufrir trastornos mentales, como depresión y ansiedad; así lo revela un estudio hecho por científicos de la Escuela de Medicina de la Universidad de California, Davis y del Instituto Nacional de Psiquiatría de México, publicado en Archives of General Psychiatry (Archivos de Psiquiatría General).
En dicho estudio se encontró que los más propensos a padecer enfermedades de esta índole son los jóvenes de entre 18 y 25 años, en los cuales las probabilidades de sufrir un trastorno depresivo es 4.5 veces mayor que en los jóvenes que permanecen en su país de origen. El doctor Joshua Breslau, principal autor del estudio comenta en entrevista para BBC Mundo: "Tuvimos la oportunidad única de examinar el efecto de la emigración comparando a emigrantes con gente en su país de origen que no emigra".
"Los resultados revelan que después de migrar de México a Estados Unidos, tienen más probabilidades de desarrollar problemas significativos de salud mental que los individuos que permanecen en México", agrega el investigador. Una parte poco estudiada Ésta es una investigación sin precedentes, ya que el grueso de los estudios realizados a migrantes, han sido encaminados a las salud sexual y reproductiva, por lo que se ha dejado relegado el aspecto psicológico que, como se ha demostrado en el estudio en cuestión, es de una gran trascendencia para entender el comportamiento de este sector de la población.
Estudios anteriores habían revelado que entre los mexicano-estadounidenses, igual que entre los hispano-estadounidenses en general, la adopción de patrones de conducta del país al que migran está asociada con un peor estado de salud mental; pero no era claro si este estado estaba vinculado a la migración.
Actualmente en Estados Unidos viven aproximadamente 12 millones de personas nacidos en México, lo que equivale a aproximadamente 30% de la población total de migrantes, y casi 25% de la población de origen hispano en ese país. El estudio comparó datos sobre la salud mental, tanto en México como en Estados Unidos, de poco más de 3 mil jóvenes mexicanos de entre 18 y 35 años; de los cuales 550, hombres y mujeres, habían emigrado a Estados Unidos, y 2.500 aun vivían en México.
Los investigadores tomaron en cuenta factores que podrían tener un impacto en los trastornos del ánimo o ansiedad, como las diferencias en el nivel socioeconómico. A menor edad el riesgo es mayor Mediante encuestas cara a cara en los hogares de los participantes sobre su experiencia de algún trastorno depresivo o de ansiedad, incluidas varios tipos de fobias y el trastorno de estrés postraumático, se descubrió que los migrantes, durante el período que siguió a su llegada a Estados Unidos, mostraron dos veces más posibilidades de experimentar alguna enfermedades que los jóvenes que no habían migrado.
Sin embargo el riesgo de sufrir algún trastorno depresivo es mucho más alto entre los migrantes más jóvenes, los de entre 18 y 25 años. "Este estudio confirma nuestras investigaciones anteriores que sugieren que entre más tiempo permanezcan en su país de origen los migrantes, menor la probabilidad de que desarrollen ansiedad y trastornos del ánimo" explica el profesor Sergio Aguilar-Gaxiola, director del Centro para la Reducción de Disparidades en la Salud, de la Universidad de California, Davis.
El investigador agrega que "los migrantes enfrentan una amplia variedad de problemas mentales que se ven exacerbados por el enorme estrés del desarraigo político y económico y la victimización".
"La única forma efectiva de mejorar este panorama es con un enfoque binacional o multinacional". En el estudio también participaron, en México, el doctor Guilherme Borges y la doctora Maria Elena Medina Mora, del Instituto Nacional de Psiquiatría.